En medio del actual escenario de desaceleración se volvió costumbre que los gremios presionen por una disminución de las tasas de interés. Tanto la industria como el comercio esperan que la economía se reactive con un crédito más barato. Sin embargo, este tipo de medidas podría no ser suficiente para reactivar la economía.
El menor ritmo de crecimiento obedeció en gran medida al desplome del precio del petróleo y del carbón. Estos se convirtieron en uno de los principales motores de la economía colombiana, no solo por atraer mayor inversión e incrementar los ingresos de los colombianos, sino porque contribuyeron a financiar el gasto del gobierno. No obstante, con un menor flujo de divisas por parte de estos sectores, la demanda interna se contrajo y la economía empezó a sufrir.
Esta situación no habría sido tan incómoda si los hogares y empresas no hubieran incrementado su endeudamiento. Las familias y los empresarios, confiados en que la economía seguiría su senda creciente, tomaron más deuda para consumo y para inversión. La parte más preocupante, desde mi punto de vista, es la deuda de consumo. En este caso, si los ingresos de los hogares no aumentan, estos habrán intercambiado consumo futuro por con consumo presente, lo que necesariamente debilitará la demanda de bienes y servicios durante los años venideros.
Para 2019, el consumidor no solo sufre por la deuda del pasado, lo hace también porque la ley de financiamiento y la devaluación erosionaron su capacidad de compra. Así que los gremios buscan que el crédito barato le dé nueva capacidad de compra al consumidor y dinamice la economía. Lo anterior demuestra que, sin el petróleo, el principal motor de crecimiento de la economía es la deuda y esto no es sostenible en el largo plazo. Si Colombia no encuentra nuevas fuentes de aumentar los ingresos de los hogares, en algún momento se le cobrará al consumidor todo lo que gastó en años anteriores y la economía volvería a contraerse.
Colombia tiene una tarea que debe terminar en menos de 5 o 6 a años, debe dejar de depender de las materias primas. Recordemos que las reservas de petróleo se están agotando y si todavía sentimos el daño de un bajón de precio, no me quiero imaginar lo que sería una Colombia que deba importar crudo. Crecer endeudando a los hogares no será suficiente, los colombianos deberán enfocarse en tecnificar el campo, apoyar el desarrollo de la energía eléctrica y procurar porque el gobierno disminuya la corrupción y aumento el gasto en investigación. Es obligatorio crear nuevos motores de crecimiento.